30 May 2024

“Gracias a la ciencia, la esclerosis múltiple dejó de ser sinónimo de discapacidad”

En el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, la neuróloga e investigadora de nuestro Instituto Berenice Silva asegura que los nuevos tratamientos cambiaron el curso natural de la enfermedad en sólo una década. Y cuenta cómo avanza su prometedor trabajo para encontrar terapias efectivas contra las formas más severas de la patología.

La médica Berenice Silva (der) junto a la investigadora Carina Ferrari, en el Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso Central de nuestro Instituto.
“Cuando empecé en esta especialidad, hace unos 12 años, había muy pocas opciones terapéuticas y era muy duro darle a los pacientes un diagnóstico de esclerosis múltiple, porque era una enfermedad que llevaba irremediablemente a la silla de ruedas y a un deterioro cognitivo severo. Hoy ese panorama cambió de manera rotunda: gracias a la investigación científica, que aportó más de 10 nuevos tratamientos, los pacientes pueden llevar una vida normal y dejó de ser sinónimo de discapacidad”. En el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, Berenice Silva, neuróloga e investigadora de nuestro Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso Central deja un mensaje esperanzador para los 3 millones de personas que viven con esa enfermedad en el mundo.

Silva se recibió de médica en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) e hizo la especialidad en Neurología en el Hospital Ramos Mejía. En esos cuatro años de formación descubrió su interés por la esclerosis múltiple, porque le impactaba que fuera una enfermedad que se diagnosticaba en gente de entre 20 y 40 años. “Es de las pocas patologías neurológicas que afecta a personas jóvenes. Están en la mejor etapa de sus vidas, con un montón de proyectos laborales, académicos y personales, y justo en ese momento les cae un diagnóstico que es muy fuerte”, explica.

Por aquella época, había unos pocos tratamientos disponibles para la forma más común de la enfermedad, llamada “esclerosis múltiple en brotes y remisiones” (que afecta al 85% de los pacientes) y era un área en la que se estaba investigando mucho, algo que también fomentó la curiosidad de Silva. Así fue que viajó a España para profundizar su formación. Primero, en el Hospital Vall d’ Hebron, en Barcelona, y luego en el Hospital Carlos Haya, de Málaga, dos centros de referencia mundial sobre la patología.  

“Para formarnos en esclerosis múltiple siempre intentamos ir a algún centro de Europa, Estados Unidos o Canadá, porque ellos tienen una altísima prevalencia de la enfermedad. Mientras en Argentina tenemos unos 35 casos por cada 100 mil habitantes, allá hay alrededor de 350 cada 100 mil”, asegura Silva, quien durante su viaje a España descubrió una nueva vocación. “Fui como médica a atender pacientes a dos centros líderes, que también son fuertes en investigación clínica y traslacional, aquella que busca transformar hallazgos de laboratorio en tecnologías como puede ser un fármaco. Y como me di cuenta que en lo que tenía que ver con lo asistencial no había mucha diferencia con lo que se hacía en Argentina, empecé a pensar qué me podía llevar de diferente para cuando regresara”, dice. 
Tentada por el modelo animal de esclerosis múltiple en ratones con el que investigaban sus pares en Barcelona, a Silva le empezó a interesar la parte de la medicina traslacional y la ciencia básica aplicada a esa enfermedad. Por eso, cuando volvió a Argentina se propuso buscar investigadores que trabajaran en ese tema en el país. Ese fue el inicio de su vínculo con los investigadores del CONICET en la Fundación Instituto Leloir, Fernando Pitossi y Carina Ferrari.

Gracias a una beca de la Fundación René Barón, que le permitió realizar un doctorado con sede en la FIL y el Hospital Italiano de Buenos Aires mientras continuaba con su actividad como médica, Silva pudo desarrollar, junto a Ferrari (quien fue becaria en Inglaterra de la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple -MSIF, por sus siglas en inglés), un modelo en ratas que refleja aspectos clínicos importantes de las formas progresivas de la enfermedad. Se trata de la variante más discapacitante, que afecta a alrededor del 15% de los pacientes y para las que hay sólo dos opciones terapéuticas. 

“No todas las instituciones financiadoras de tesis doctorales te permiten mantener la actividad asistencial, pero por suerte yo pude sostenerla. Me parecía una picardía dejarla de lado, porque creo que mi conocimiento clínico le aportaba muchísimo a lo que quería investigar en animales. Son áreas que se complementan y se potencian y me parece que justamente gracias a esa combinación de la medicina con la ciencia es que surgen nuevos tratamientos que cubren necesidades no satisfechas de la práctica clínica”, enfatiza Silva, quien asegura que dar ese salto no fue nada fácil. 

“En Argentina prácticamente no existe la investigación financiada en Medicina sin dejar de lado la tarea asistencial y yo me propuse investigar en el marco de una tesis doctoral sin dejar de atender pacientes. Tuve que aprender de cero a hacer cosas que no había hecho nunca en mi vida, como usar una pipeta, realizar una PCR [método para amplificar material genético] y trabajar con animales de laboratorio, pero me apasionaba demasiado”, reconoce la especialista. 

Para generar conciencia

La esclerosis múltiple es una de las enfermedades más comunes del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal). Es crónica y se caracteriza por el ataque del propio sistema inmune del organismo a la sustancia que recubre los nervios (mielina), lo que va generando lesiones en la sustancia blanca del cerebro –donde están las fibras nerviosas–, y en la sustancia gris, que contiene a las neuronas. Por eso, sin tratamiento, la patología deriva en distinto tipo de discapacidades motoras y cognitivas.Los síntomas más comunes son visión borrosa, debilidad en las extremidades, sensación de hormigueo, inestabilidad, problemas de memoria y fatiga. En los casos más graves o cuando la enfermedad ya está avanzada, las personas ya no pueden valerse por sí mismas. Si bien, por el momento, no hay ningún medicamento que pueda curarla, existen tratamientos que pueden modificar el curso de la enfermedad y por eso es clave el acceso al diagnóstico temprano.

Impulsado por la MSIF el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple se celebra, desde 2009, cada 30 mayo. Este año el foco está puesto en el diagnóstico precoz y preciso, y pone de relieve las barreras que lo dificultan. También apunta a mejorar la formación de los profesionales de la salud en esclerosis múltiple e impulsa la realización de nuevas investigaciones para lograr avances clínicos. En ese camino están, precisamente, Silva, Ferrari y sus colegas de la FIL. 

“Por medio de un subsidio del Laboratorio Biogen estamos avanzando en la búsqueda de nuevos blancos terapéuticos para la afección de la corteza cerebral que se produce más frecuentemente en las formas primaria y secundaria progresiva de la enfermedad, usando nuestro modelo animal”, aseguró la neuróloga. Y añadió: “Ya hicimos los estudios de proteómica de sangre, corteza cerebral y líquido cefalorraquídeo de los animales y ahora estamos analizando los datos para poder publicarlos. Encontramos moléculas realmente muy interesantes que, esperamos, puedan ayudar al desarrollo de nuevos fármacos”.