03 Ago 2022

COVID-19: El estudio argentino que avaló la combinación de vacunas como esquema primario será tapa de una prestigiosa revista científica

Se trata de la versión impresa del número agosto de Cell Reports Medicine. El trabajo encabezado por investigadores del CONICET y del Ministerio de Salud de la Nación hace hincapié en que aplicar vacunas de diferentes plataformas induce más anticuerpos y es igual de seguro que usar dosis homólogas. También enfatiza que los refuerzos son clave contra ómicron.

En un mundo donde apenas el 62% de la población completó su esquema inicial de vacunación contra el COVID-19, y las nuevas variantes son una amenaza permanente, la prestigiosa revista internacional Cell Reports Medicine publicará en su tapa de este mes el estudio de científicos argentinos que respaldó la decisión de las autoridades locales de combinar distintas vacunas cuando las dosis para hacer frente al SARS-CoV-2 llegaban a cuentagotas.  
En julio de 2021 el Plan Nacional de Vacunación argentino enfrentó el problema de la escasez global de vacunas contra el COVID-19, y como se comenzaban a vencer los plazos para completar los esquemas ya iniciados –hasta ese momento sólo se usaban las mismas dosis (vacunación homóloga)–, se pensó en la posibilidad de hacer combinaciones con las que estaban disponibles en el país. Así, tomando de referencia estrategias utilizadas en otros lugares del mundo, como Inglaterra, donde la aparición de algunos efectos adversos de la vacuna de AstraZeneca llevaron a las autoridades a estudiar qué pasaba si se aplicaba como segunda dosis una basada en ARN, los investigadores locales se propusieron analizar la seguridad e inmunogenicidad de usar vacunas de diferentes plataformas. 

Coordinados por el Ministerio de Salud de la Nación, un equipo interdisciplinario que incluyó a investigadores del CONICET y referentes de los ministerios Salud de diversas provincias (Buenos Aires, La Rioja, Córdoba y San Luis), evaluó en 1314 voluntarios la seguridad de 15 combinaciones diferentes y estudió la cantidad de anticuerpos generados. Y concluyó que “la vacunación heteróloga contra el COVID-19 es una estrategia válida y segura para aumentar rápidamente la cobertura en muchas regiones del planeta”.

“Podemos preguntarnos de qué sirve saber esto ahora en la Argentina, donde ya tenemos al 83% de la población con el esquema primario completo”, propone Andrea Gamarnik, investigadora del CONICET en la Fundación Instituto Leloir (FIL) y una de las autoras principales del trabajo. “La respuesta se obtiene con sólo mirar al mundo y ver la profunda inequidad en el acceso a las vacunas de los países más pobres: varias zonas de África, Asia e incluso de América latina no llegan al 25% de la población inmunizada. Publicar este estudio, que fue revisado por científicos destacados de otros países, respalda la decisión que se tomó acá, pero sobre todo aporta información útil para definir estrategias de combinación de vacunas en países que aún están iniciando esquemas”, agrega Gamarnik, quien lideró el trabajo junto a Jorge Geffner, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS) de la Facultad de Medicina de la UBA, y Juan M. Castelli, del Ministerio de Salud de la Nación.

Principales resultados
Los 1314 voluntarios  y voluntarias se dividieron en tres grupos y cada uno recibió como primeras dosis una vacuna basada en adenovirus (Sputnik V y AstraZeneca) o de virus inactivado (Sinopharm). Luego se formaron diferentes subgrupos, a los que se les aplicaron segundas dosis basadas en una plataforma diferente. Por ejemplo, esquemas Sputnik V-Moderna (ARN); AstraZeneca-Moderna; Sinopharm-Sputnik V. En total, se estudiaron 15 combinaciones diferentes. 

A cada participante se le tomaron muestras de sangre en distintos momentos después de la vacunación y se evaluó tanto la presencia de síntomas adversos como el nivel de anticuerpos y la capacidad que tenían de neutralizar la infección por el virus original de Wuhan. Para eso se empleó el COVIDAR IgG, el primer test serológico argentino para medir anticuerpos contra el nuevo coronavirus, desarrollado por Gamarnik y su equipo del Instituto Leloir en asociación con el laboratorio Lemos.  

“Los niveles de anticuerpos más elevados de todas las combinaciones se vio entre quienes se habían vacunado con Sputnik V, AstraZeneca o Sinopharm en primer instancia y recibieron la vacuna de Moderna como segunda dosis. Estos niveles de anticuerpos fueron comparables a los observados tras la aplicación de dos dosis de Moderna”, asegura Gamarnik. Además, se constató que aquellas personas que iniciaron su esquema con Sinopharm desarrollaron más anticuerpos tras la aplicación de Sputnik V, AstraZeneca o Moderna que quienes recibieron una segunda dosis de la misma marca.

Boceto de la tapa del número de agosto de la prestigiosa revista.
En cuanto a la seguridad, la combinación de vacunas diferentes no causó efectos adversos graves, hospitalizaciones ni muertes. “En el estudio se prestó especial atención a la respuesta de anticuerpos y a la posible manifestación de efectos adversos para determinar si los mismos se presentaban con mayor frecuencia frente a la aplicación de sistemas heterólogos en comparación con los homólogos”, asegura Geffner. Y aclara: “Las observaciones realizadas mostraron que la combinación de vacunas no se asoció a una mayor frecuencia o intensidad de efectos adversos. Y en ningún caso observamos efectos adversos severos”.

Cuando los investigadores locales enviaron el trabajo a Cell Reports Medicine todavía no circulaba  la variante ómicron, que hizo su irrupción poco tiempo después. Así, uno de los revisores de la revista sugirió tímidamente la importancia de sumar evidencia sobre la eficacia de la combinación de vacunas también contra ella. Y enseguida se aceptó el reto. “Tomamos un subgrupo reducido de voluntarios e hicimos el estudio para ómicron, porque entendimos que era lo que se necesitaba en ese momento”, reconoce Gamarnik. “La conclusión fue –continúa– que es muy importante dar los dos refuerzos, porque si bien las segundas dosis heterólogas, sobre todo si son con una vacuna de ARN, aumentan la cantidad de anticuerpos capaces de neutralizar ómicron, éstos son bajos en comparación al virus original. Los refuerzos son clave para estar protegidos contra la variante más preponderante en la actualidad”.

Gamarnik resalta que “este trabajo requirió una interacción estrecha y sostenida en el tiempo entre investigadores del CONICET, autoridades de salud y profesionales de más de una docena de hospitales, lo que demuestra la importancia del trabajo colaborativo”. Y concluye: “La imagen de tapa de la revista llevará un mensaje sobre la fortaleza de combinar vacunas generadas en distintos lugares del mundo y pone a la salud pública por encima de la política y de los intereses económicos que hay detrás de cada vacuna producida”.

El Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, felicitó a los autores del estudio por aportar conocimiento y por su compromiso: “Una vez más, científicas y científicos argentinos serán tapa de una revista prestigiosa, por lograr avances que impactan y son útiles a toda la población mundial. Estamos del lado de la vida y esto lo demuestra. Una mención especial a la articulación y el trabajo colaborativo de los diferentes actores”.

Por su parte, la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, que también firma el trabajo publicado en Cell Reports Medicine, señala: “Es importante detenernos, mirar para atrás y poner en valor el trabajo realizado entre los equipos de salud de todo el país y los investigadores para dar respuesta a la pandemia de COVID-19. En momentos de incertidumbre a nivel global, porque se trataba de un virus desconocido, y de escasez de insumos fundamentales como las vacunas, el conocimiento que se iba generando permitió tomar decisiones basadas en la evidencia local para proteger al mayor número de personas posible”, señala Vizzotti. Y concluye: “Así fue cómo se tomó la decisión de combinar vacunas de distintas plataformas, lo que demostró excelentes resultados en cuanto a la protección contra el virus y la reducción de las hospitalizaciones y muertes, y que ahora nos permite compartir la experiencia con otros países”.

Del estudio también participaron otros investigadores del CONICET en la Fundación Instituto Leloir, en el INBIRS y en la Universidad Nacional de Misiones; del Instituto de Virología “Dr. J. M. Vanella” que depende de la Universidad Nacional de Córdoba; de la Universidad Nacional de La Plata; del Centro de Investigación en Medicina Traslacional (CIMT) el Ministerio de Salud de la Provincia de La Rioja; y profesionales de las carteras sanitarias de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y San Luis; y personal médico de seis hospitales públicos bonaerenses.