“Pueden imaginarse lo importante que es este premio para mí, que hace una semana nació mi primera hija y acá estoy”. Matías Capella, investigador del CONICET en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL) de Santa Fe, resume con claridad lo que significó para él recibir la mención especial que le otorgó el jurado del Premio Fima Leloir 2023. Y cuenta que la llegada de Alma hizo que dudara en venir a Buenos Aires para la ceremonia de entrega, pero que finalmente pudo coordinar todo para estar presente. “Es un honor y una gran emoción sentirse valorado como científico por una institución como el Leloir; hace que me den más ganas de seguir haciendo lo que tanto amo”.

Licenciado en Biotecnología y con un doctorado en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional del Litoral bajo la dirección de la reconocida investigadora Raquel Chan, Capella realizó su posdoctorado en Alemania. Allí trabajó en el área de la epigenética, esto es el estudio de los cambios que activan o inactivan genes (la edad, la exposición a ciertos factores ambientales, entre otros), pero sin alterar la secuencia del ADN. “En 2021 volví a la Argentina para tratar de unir estas dos pasiones que generé -por la biología vegetal y por la epigenética- y tratar de entender cómo las plantas responden a estímulos repetitivos de estrés y cómo la epigenética juega un rol importante en eso”, explica el científico.

El genoma de todos los seres vivos contiene regiones "frágiles", especialmente aquellas que se caracterizan por la presencia de secuencias repetitivas donde las roturas en el ADN ocurren con mayor frecuencia, algo que puede afectar la integridad genómica. Existen diversos mecanismos para mantener la estabilidad de esas regiones y se han caracterizado numerosos factores que la regulan en humanos y levaduras. Pero aún se sabe muy poco acerca de las proteínas encargadas de cumplir esa función en plantas. 

“La identificación y el estudio de estos factores nos permitirá comprender mejor cómo las plantas controlan las secuencias repetitivas para mantener la integridad de los cromosomas”, asegura Capella. Y agrega: “Al regresar a un instituto líder en biología vegetal como es el IAL, mi objetivo es aplicar todos los conocimientos que obtuve durante mi postdoctorado para entender cómo las plantas mantienen la estabilidad de las secuencias repetitivas, algo que es crucial para la supervivencia y la calidad de las semillas, y afecta en forma directa la productividad sostenible de cultivos”.

Si bien, el investigador y su equipo trabajan básicamente con Arabidopsis thaliana, el modelo de plantas más utilizado en biología vegetal, sus estudios también apuntan a cultivos de interés agronómico como tomate y soja, entre otros.

El Premio Fima Leloir se otorga cada dos años a científicos cuyo título de Doctor tenga menos de 10 años de antigüedad a la fecha de cierre de la convocatoria. Los ganadores de las ediciones anteriores fueron Emilio Kropff (FIL), Federico Ariel (Instituto de Agrobiotecnología del Litoral) y Ezequiel Petrillo (IFYBINE). 

En esta oportunidad, la ganadora fue Daiana Capdevila, jefa del Laboratorio de Fisicoquímica de Enfermedades Infecciosas de nuestro Instituto, que ganó por el voto unánime de los cinco miembros del jurado, que también decidió otorgar una mención a Capella y otra a Luis Ibarra, del Instituto de Biotecnología Ambiental y Salud (INBIAS) del CONICET y la Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba.

El jurado estuvo integrado por Gabriela Pagnussat (Instituto de Investigaciones Biológicas – CONICET, Mar del Plata); Gustavo Parisi (Universidad Nacional de Quilmes); Luis Mayorga (Instituto de Histología y Embriología de Mendoza Dr. Mario H. Burgos); Ana Belén Elgoyhen (INGEBI); y Pablo Wappner (FIL).