18 Jul 2025

Con un acto y una placa en su honor, homenajeamos a nuestra investigadora Carina Ferrari

Doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del CONICET, Carina Ferrari falleció el 27 de abril de este año. Durante los 25 años que trabajó en nuestro Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso Central realizó importantes aportes científicos, que la posicionaron como referente internacional en neuroinmunología aplicada a enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple.

Acompañado por Isabel Farías, del laboratorio que dirige Fernando Pitossi en nuestra Fundación, Juan Carlos Ferrari descubre la placa con el nombre de su hija.

“Este homenaje tiene que ver con un reconocimiento, con hacer explícito el paso de Carina por acá y, sobre todo, para agradecerle lo que nos dejó y nos va a seguir dejando”. Con una emoción que se percibía en cada una de sus palabras, Fernando Pitossi, jefe de nuestro Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso Central, comenzó así el acto para despedir a Carina Ferrari, su coequiper durante 25 años y quien falleció el 27 de abril pasado.

Durante la ceremonia que contó con la presencia de su padre, Juan Carlos; de su hermana, Valeria; de sus sobrinos; de amigos, colegas y de las autoridades de nuestra Fundación, Pitossi repasó, por medio de anécdotas y fotos, los hitos de la carrera de Carina, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del CONICET, que desde muy temprano mostró un enorme interés por los animales y el estudio de sus cerebros. Con el tiempo, su tenacidad y la certeza sobre la importancia de contar con modelos biológicos que permitieran avanzar en el conocimiento la convirtieron en referente internacional en neuroinmunología aplicada a enfermedades neurodegenerativas.

“En la primera publicación de nuestro grupo, de la que ella fue la primera autora, expresamos mediante vectores adenovirales recombinantes una molécula pro inflamatoria llamada interleuquina-1 en el cerebro de roedores. Queríamos ver si eso producía la muerte de neuronas y entender mejor la enfermedad de Parkinson, que era el foco del laboratorio. Pero Carina descubrió que frente a la inflamación crónica las neuronas perdían la mielina, la vaina que recubre los axones”, contó Pitossi. “Era el año 2004 –continuó– y fue así que ella empezó su propia línea de investigación sobre esclerosis múltiple, una enfermedad que tiene que ver, justamente, con pérdida de mielina”.

A partir de ese momento, el laboratorio que dirige Pitossi tuvo dos líneas de trabajo. Para avanzar con su formación, Ferrari realizó primero una pasantía en la Universidad de Oxford y luego varios años de estadía en la Universidad de Cambridge, en Gran Bretaña. Eso le permitió generar varios modelos animales de esclerosis múltiple (EM) por neuroinflamación.

En 2013 ganó un puesto como Jefa de grupo en el Instituto de Medicina Traslacional e Ingeniería Biomédica del CONICET en el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde llegó a ser vicedirectora. Ahí conoció a la neuróloga Berenice Silva, con quien armó un gran equipo: juntas generaron un modelo animal de la forma progresiva de EM, que no tenía modelo de estudio convincente. Fue en esa época que Carina enfermó y debió pasar por una cirugía que se complicó y que la motivó a regresar, en 2016, a nuestra Fundación. 

 

“En este segundo período es cuando alcanza su producción mayor”, señaló Pitossi. Por ejemplo, junto a Silva y otros científicos de nuestra Fundación demostraron que la actividad física podría revertir los síntomas de la EM, porque comprobaron en roedores que su acción antiinflamatoria permite recuperar la mielina. Y a comienzos de este año, en un artículo en el que Carina es la última autora, identificaron proteínas novedosas implicadas en la neurodegeneración, por medio de análisis de proteómica de tejidos y fluidos en el modelo animal desarrollado por ellas.

“Esta última es una publicación muy especial”, enfatizó Pitossi. Desde su nueva –y última– internación, Ferrari se ocupaba de pulir cada detalle y esperaba con ansiedad los comentarios de los referís internacionales.

 

“Todavía hay datos de continuación de ese trabajo que se están desarrollando y si terminamos algunos de los experimentos en marcha hay otra publicación que puede llegar a salir, con Carina como última autora”, aseguró Pitossi. Y añadió: “Lo que sembró durante estos años tiene otras consecuencias concretas: participó en 50 publicaciones científicas (13 como última autora), dirigió tres tesis de doctorado, tres de grado, a un investigador y co dirigió cinco tesis doctorales. Además, en los últimos nueve años, en los que ya estaba enferma, todos sus trabajos recibieron múltiples premios y distinciones”.

  

Fanática del calor, deportista, detallista, alegre, comprometida y perseverante. El legado de Carina seguirá vivo en el laboratorio 108, donde ahora una placa lleva su nombre al lado de una de las puertas de entrada.

 

“En los peores momentos, Carina siempre mostró esa tenacidad que la caracterizaba. Le decíamos Highlander”, recordó Pitossi. Y antes de que el acto terminara con un sentido aplauso, agregó: “Consiguió generar muchos modelos animales, pero para nosotros ella terminó siendo un modelo ¡Gracias Cari!”.