11 Feb 2020

El Instituto Leloir apoya el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

El 11 de febrero es la fecha dispuesta por la Asamblea General de las Naciones Unidas para promover el acceso y la participación plena y equitativa de las mujeres y las niñas en el ámbito de la ciencia.

Andrea Gamarnik, Fernanda Ceriani y Vanesa Gottifredi. Andrea Gamarnik, Fernanda Ceriani y Vanesa Gottifredi.


De acuerdo con el Instituto de Estadística de la UNESCO, las mujeres constituyen solo un 28% de los investigadores existentes en el mundo. Y según cifras oficiales del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), actualmente más del 50% de los integrantes de la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico (CIC) son mujeres. Sin embargo, a medida que se analizan las categorías más altas dentro de la CIC, su presencia va descendiendo.

Para la doctora Andrea Gamarnik, científica de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y ganadora del Premio internacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia” en 2016 por “sus descubrimientos sobre los mecanismos de multiplicación del virus del dengue”, es importante que la educación, en todos sus niveles, sea parte del conjunto de acciones tendientes a lograr la igualdad de género en el campo de la ciencia.

“Hay que empezar a trabajar desde el jardín de infantes y la escuela primaria, incentivando la curiosidad de niñas y niños, hacerlos jugar y pensar por igual”, afirma Gamarnik quien también es directora del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires, que depende de la FIL y el CONICET. Y agrega. “No hay duda que las mujeres pueden ser exitosas si eligen una carrera científica, pero cuando se piensa en ejemplos de científicos exitosos en general se mencionan hombres. Por esto es importante también visibilizar y dar a conocer el trabajo de mujeres que hacen investigación científica, alentar a niñas y adolescentes, mostrándoles que estas carreras son para quien tenga interés y le guste”.

En esa misma línea, Vanesa Gottifredi, científica de la FIL y ganadora del Premio Nacional L’Oréal-Unesco “Por la Mujer en la Ciencia” 2019 por su trayectoria, sus aportes y proyectos en curso centrados en el estudio del cáncer, afirma que la educación familiar tiende a indicarle a la mujer que debe dar prioridad absoluta a la maternidad. “La mujer entonces deja de aspirar a promociones y otros avances laborales antes de tiempo”, afirma. Y destaca: “Las carreras de ciencias deberían ser estimuladas en niñas y niños porque el pensamiento científico facilita el diagnóstico y la resolución de problemas”.

Por otra parte, cuando una mujer logra romper los estereotipos y se dedica a la ciencia, continúa enfrentando barreras. “En nuestra carrera la continuidad de la producción es muy valorada. Si hay un hueco temporal de producción, la financiación a nuestros proyectos puede bajar y eso impacta en la productividad generando un círculo vicioso. Dada esta necesidad de productividad constante, la maternidad debería ser apoyada por nuestro dador de trabajo (CONICET) que si bien ha logrado ciertos avances no ha podido aún lograr algo clave: la cobertura total de jardín maternal por el horario completo de trabajo”, indica Gottifredi.

Para Fernanda Ceriani, investigadora de la FIL y ganadora del Premio Nacional L’Oréal-Unesco Por la Mujer en la Ciencia 2011 por sus estudios centrados en los mecanismos neuronales de control del comportamiento circadiano, avanzar hacia la igualdad de género en las ciencias o en cualquier otra actividad reservada históricamente a los hombres tiene muchas aristas lo que demanda acciones en distintos planos. “A corto plazo y desde el Estado, se requiere la implementación de políticas públicas claras que reconozcan la necesidad de paridad en los derechos y responsabilidades de las mujeres y los hombres en etapas claves del desarrollo profesional que coinciden con lo impostergable: la maternidad, el cuidado de los hijos pequeños y otras tareas”, señala.

Asimismo Ceriani destaca: “Otros aspectos dependen de mandatos culturales tan arraigados que demandarán acciones continuas a largo plazo. Es por ello que uno lee una y otra vez que la clave está en las nuevas generaciones; estimular por igual la curiosidad innata de niñas y niños a través de la educación en la escuela y en la casa es fundamental. No se debe estigmatizar ni decidir por ellos lo que pueden hacer y qué no, con qué pueden/deben jugar, es necesario enseñar que no hay tareas dedicadas a hombres o mujeres. En los últimos años se notan algunas acciones, aún puntuales, en esa dirección. Es esperanzador”.

De acuerdo con Ceriani es importante que las instituciones de ciencia aporten acciones concretas que apunten a paliar las causas de la desigualdad. “Además de ser un derecho, la ciencia precisa por igual a mujeres y hombres, con distinta formación, con distintos intereses, con sus formas únicas e individuales de pensar contribuyendo al proceso colectivo que es la generación del conocimiento, cuanto más diverso, más preparado para enfrentar el desafío”, puntualiza.

En esa misma línea, Gottifredi señala que “las decisiones son más sabias cuanto más diverso es el grupo humano que las toma. Las mesas de decisión en CONICET y en todos lados necesita más mujeres para mejorar no solo la calidad de las decisiones sino también el establecimiento de prioridades”, subraya.

“Estamos experimentando grandes cambios tendientes a una sociedad más justa, más igualitaria y la participación de las mujeres en distintas disciplinas de la ciencia indudablemente es un camino del cual no hay retorno”, concluye Gamarnik.