24 Abr 2019

El buen funcionamiento del reloj biológico es clave para la salud

Sofía Polcowñuk creció en Bariloche. Realizó su tesis de licenciatura en Biología en la Universidad Nacional del Comahue, y su tesis de posgrado en la Universidad de Buenos Aires. Ahora se doctoró en el Laboratorio de Genética del Comportamiento que lidera la doctora Fernanda Ceriani en la Fundación Instituto Leloir (FIL).

“Muchas enfermedades neurodegenerativas pueden presentarse primero como disfunciones en el reloj circadiano” “Muchas enfermedades neurodegenerativas pueden presentarse primero como disfunciones en el reloj circadiano”


Durante su doctorado, Polcowñuk investigó la comunicación a través de péptidos pequeños (moléculas formadas por aminoácidos) que son importantes en el desarrollo de la mosca de la fruta Drosophila (un insecto que comparte mecanismos genéticos con humanos), pero que no habían sido estudiados en las neuronas que controlan la actividad locomotora circadiana en ese insecto, es decir los movimientos que realiza durante el día (ciclo cercano a las 24 horas). “Los resultados de este trabajo si bien están referidos a un modelo, como es la mosca de la fruta, nos permiten entender el funcionamiento de la red de neuronas circadianas y su comunicación para poder luego extrapolarlo al funcionamiento de la red en nosotros mismos”, explica la doctora.

Dado que muchas enfermedades neurodegenerativas o que afectan al sistema nervioso pueden presentarse primero como disfunciones en el reloj circadiano y en los comportamientos asociados a él, como por ejemplo problemas en el sueño, “entender los mecanismos que subyacen al funcionamiento del reloj en modelos como Drosophila nos permitiría a futuro encontrar soluciones que puedan aplicarse en humanos”, destaca la joven investigadora.

“Desde el punto de vista personal venir a Buenos Aires y a la FIL a realizar mi doctorado fue un gran crecimiento, me permitió desarrollar aspectos de mi personalidad que no conocía, me permitió aprender y adquirir herramientas que me ayudaron en el desarrollo de mi investigación”, enumera Polcowñuk.

“Estar en la FIL fue muy enriquecedor a nivel académico”, afirma la científica. Y agrega: “El contacto continuo con distintas temáticas y la interacción con investigadores calificados me permitió crecer aún más en lo intelectual. Dado que durante mi tesis de licenciatura mi trabajo se focalizó principalmente en estudios de campo, realizar mi doctorado en la FIL me permitió desarrollarme en el trabajo de laboratorio y aprender diferentes técnicas”.

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