05 Jul 2019

Científica del Instituto Leloir estudia una maleza que infesta cultivos de arroz

Las investigaciones de Gabriela Auge podrían orientar estrategias para proteger uno de los tres principales cultivos en el mundo.

Gabriela Auge, científica del Instituto Leloir, viajó a Japón durante seis meses para realizar estudios en la Organización Nacional de Investigación en Agricultura y Alimentación con sede en Tsukuba, a unos 60 km al norte de Tokio. Gabriela Auge, científica del Instituto Leloir, viajó a Japón durante seis meses para realizar estudios en la Organización Nacional de Investigación en Agricultura y Alimentación con sede en Tsukuba, a unos 60 km al norte de Tokio.


En lo que parece ser un claro ejemplo de herencia “epigenética”, aquella que no está mediada por mutaciones genéticas, las semillas de una maleza del arroz responden para germinar a las condiciones de luz y temperatura que experimentó su planta madre.

Así lo confirman estudios liderados por Auge y colegas de Japón quienes sostienen que dilucidar las claves moleculares de este fenómeno podría ayudar a prevenir la infestación de los cultivos.

El arroz-maleza, un cereal no comestible del género Oryza, se propaga en los cultivos de arroz y disemina sus granos antes de la cosecha, lo que puede provocar pérdidas de rendimiento de hasta un 80%.

Auge, integrante del Laboratorio de Biología Molecular de Plantas que lidera Pablo Cerdán en el Instituto Leloir, examinó los mecanismos que subyacen al período en que las semillas permanecen “dormidas” en el suelo hasta que las condiciones estén dadas para germinar.

Según sugerían datos preliminares, la respuesta de las semillas de arroz-maleza está influenciada por el ambiente experimentado por la planta madre durante el desarrollo y la maduración de las semillas. Y la misma Auge había publicado trabajos recientes en la revista “American Journal of Botany” sobre este “efecto materno” en un modelo habitual en estudios de fisiología vegetal, Arabidopsis thaliana.

Ahora, Auge viajó a Japón durante seis meses para trabajar con un colega, Toshiyuki Imaizumi, de la Organización Nacional de Investigación en Agricultura y Alimentación con sede en Tsukuba, a unos 60 km al norte de Tokio. Y confirmaron que, para germinar, las semillas del arroz-maleza conservan una especie de “registro” o “memoria” de las condiciones de luz y temperatura a las que se expuso la planta madre.

“Estamos analizando la información recogida y ya comenzamos a identificar genes asociados a la respuesta a los efectos maternos en semillas de arroz-maleza por medio de secuenciación masiva”, afirmó Auge, para quien dilucidar los mecanismos involucrados “puede servir para interferir con la expansión de esa maleza en Japón, en Argentina y otros países”.