28 Jun 2022

La inmunidad de adultos mayores que recibieron Sinopharm mejora de manera notable si el refuerzo es con otro tipo de vacuna, incluso contra ómicron

Andrea Gamarnik (segunda, izq.) junto a miembros del laboratorio de Serología y Vacunas de la FIL que participaron en la investigación que se publicó esta semana en una importante revista científica.
Publicado en la prestigiosa revista The Lancet Infectious Diseases, el trabajo estuvo liderado por Andrea Gamarnik, investigadora del CONICET en la Fundación Instituto Leloir (FIL), y se realizó en colaboración con profesionales de la salud del PAMI. Se analizó la respuesta inmune, antes y después de la dosis adicional, en un grupo de 124 voluntarios con un promedio de edad de 79 años.

Las vacunas contra el COVID-19 que contienen virus inactivados (como Sinopharm y Sinovac) se basan en una de las plataformas más usadas en el mundo, con probado registro de seguridad. Sin embargo, a diferencia de las que utilizan adenovirus (AstraZeneca, Sputnik V y Cansino) o ARN mensajero (Pfizer y Moderna), se dispone de poca información sobre la respuesta inmune que producen y sobre la conveniencia de aplicar refuerzos heterólogos, es decir de vacunas basadas en una tecnología diferente, para lograr una mejor respuesta contra las diversas variantes del SARS-CoV-2.

Ahora, un estudio de investigadores del CONICET en la Fundación Instituto Leloir (FIL), publicado en la revista científica The Lancet Infectious Diseases, revela que una dosis de refuerzo heteróloga aumenta de manera muy significativa el nivel de anticuerpos contra el nuevo coronavirus en adultos mayores que recibieron previamente dos dosis de Sinopharm. Y no sólo eso: además comprobaron que esta combinación también brinda protección contra ómicron, predominante en la Argentina y en el mundo.

“Este estudio muestra lo valioso de la articulación lograda durante la pandemia entre investigadores del CONICET y profesionales de la salud del PAMI”, indica Andrea Gamarnik, líder del trabajo y jefa del Laboratorio de Virología Molecular en la Fundación Instituto Leloir (FIL). Y agrega: “La información que obtuvimos es de utilidad para la toma de decisiones concernientes a los esquemas de vacunación en nuestro país como así también en otras regiones del mundo donde aún no empezaron a dar refuerzos y emplearon Sinopharm como esquema primario”.

El trabajo conjunto comenzó antes del inicio del programa de vacunación masiva en Argentina: con el fin de realizar estudios de vigilancia epidemiológica en residencias para adultos mayores, se firmó un convenio de cooperación entre la FIL y el PAMI para lo cual se construyó un nuevo laboratorio dirigido por Andrés Rossi, científico del CONICET en la FIL.

Vacunación heteróloga en adultos mayores

Para el nuevo estudio se hizo un seguimiento a 124 voluntarios alojados en residencias u hogares pertenecientes al PAMI, con una edad promedio de 79 años, quienes recibieron como esquema primario de inmunización dos dosis de la vacuna Sinopharm. Luego se los dividió en tres grupos y se les aplicó como refuerzo una dosis de Sputnik V, AstraZeneca o Pfizer y se analizó en función del tiempo el nivel de anticuerpos específicos antes y después del refuerzo, así como la capacidad de dichos anticuerpos para impedir la infección del virus (tanto por ómicron como por la variante original B.1) en experimentos de laboratorio.

Las muestras de sangre de los 124 voluntarios se analizaron a los 21, 100, 160 y 220 días después de aplicadas las dos dosis de Sinopharm y se les midió la cantidad de anticuerpos y su actividad neutralizante a los 21 y 90 días de haber recibido el refuerzo. Los investigadores comprobaron que a los 220 días de haber completado el esquema primario de vacunación, la seropositividad –es decir, la presencia de anticuerpos específicos contra el COVID-19– se había reducido de 81% a 56%. “Pero la aplicación de una dosis heteróloga de refuerzo elevó los niveles de anticuerpos IgG más de 350 veces y la seropositividad se detectó en el 100% de la cohorte; respuesta que se mantuvo 90 días después del refuerzo”, explicó Gamarnik.

Además, esta dosis adicional aumentó notablemente en cada grupo la capacidad de los anticuerpos para neutralizar la acción de ómicron. Antes del refuerzo, el 22% de las personas mostró la presencia de anticuerpos neutralizantes contra la variante original de Wuhan, pero solo el 8% los presentaba contra ómicron. Tras el refuerzo heterólogo, el 100% de los participantes exhibió anticuerpos contra la primera y entre el 74 y 91% contra la segunda.

La detección de los anticuerpos se realizó por medio de COVIDAR, el primer test serológico argentino para medir anticuerpos contra el nuevo coronavirus, que fue desarrollado por Gamarnik y su equipo de la FIL en asociación con el laboratorio Lemos y cuenta con aprobación de la ANMAT.

“El estudio aporta información relevante en relación a una vacuna que ha sido muy empleada en el mundo, por fuera de China, en países de ingresos bajos y medios”, comenta Jorge Geffner, coautor del estudio e investigador superior del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS, CONICET-UBA). Y añade: “Por otra parte, nuestra investigación está dirigida a un grupo poblacional, el de los adultos mayores, que sin dudas es el que ha sufrido las mayores tasas de morbilidad severa y mortalidad a lo largo de la pandemia y muestra que la administración de terceras dosis heterólogas es una estrategia adecuada de vacunación para ellos”.

Por su parte, Yanina Miragaya, Jefa de Epidemiología y Riesgo Sociosanitario del INSSJP-PAMI, y también autora del estudio, afirma: “Basándonos en la experiencia exitosa de varios proyectos enfocados al abordaje de la pandemia entre el INSSJP y la Fundación Instituto Leloir, se pudo avanzar con el diseño de este estudio que hoy nos enorgullece compartir con el mundo”.

Se estima que en la Argentina un 15% de la población corresponde a personas mayores. “Durante la pandemia, esto implicó un desafío enorme para nuestro país y especialmente para el PAMI, ya que al brindar cobertura a más de 5,5 millones de personas mayores tuvo que definir de manera anticipada acciones de prevención y cuidado en general, y en particular a las Residencias para Personas Mayores, que presentaban un doble riesgo por la edad de sus habitantes y su naturaleza semicerrada”, resaltó Miragaya.

“Nuestro estudio aporta evidencia científica útil para la toma de decisiones por parte de las autoridades sanitarias de nuestro país y resalta la importancia de promover la aplicación de dosis de refuerzo para evitar nuevas olas de la pandemia”, concluye Gamarnik.

La primera autoría de este trabajo es compartida entre Santiago Oviedo Rouco, Pamela Rodríguez y Esteban Miglietta, de la FIL. También participaron María Mora González López Ledesma, Carla Pascuale, Diego Ojeda, Lautaro Sánchez y Andrés Rossi (FIL); Augusto Varese, Bianca Mazzitelli y Ana Ceballos (INBIRS); y Eduardo Pérez y Pablo Rall (INSSJP-PAMI).

La investigación contó con el apoyo del CONICET, la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Fondo para la Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM), de la UBA.
Para el estudio se analizaron muestras de los voluntarios, antes y después de recibir las dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19.
A fines de 2020, Yanina Miragaya (izq.), del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP-PAMI), y Andrea Gamarnik, investigadora del Instituto Leloir, firmaron un convenio de cooperación.